17 / 10 / 2024
Consuelo Figueroa y Pablo Álvarez – La Tercera
En España, existía una pacífica convivencia entre judíos, musulmanes y católicos. Esto, hasta el 31 de marzo de 1492 (mismo año en que Colón se embarca al “nuevo mundo”), cuando se publica el Decreto de la Alhambra -o Edicto de Granada que prohibió el judaísmo y el islam en los territorios dominados por la corona de España. De esa forma, todos los que no se convirtieran al cristianismo serían expulsados y considerados como herejes. Los judíos sefardíes son originarios del norte de África y España, culturalmente más cercanos a los árabes que al resto de Europa. “Fueron dispersados por el imperio romano y la mayoría vivió durante siglos entre Medio Oriente, el norte de África y España. Ahí convivieron con el islam de los árabes y bereberes”, explica Pablo Álvarez, académico de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales.
En la época de Colón se vivió un proceso de reconquista por parte de los estados católicos y existió una persecución muy violenta contra musulmanes y judíos. “No era de extrañar que tuviesen que ocultarse. De hecho, hubo muchos judíos conversos hicieron para liberarse de las persecuciones. De algún modo, la violencia que ejercieron en ese momento fue una especie de ensayo para la violencia que van a ejercer luego en la conquista de América”, agrega Consuelo Figueroa, directora del Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades UDP.