03 / 09 / 2025
Ricardo Valenzuela – El País (Chile)
“La creciente influencia de esta industria no un asunto técnico que deberíamos dejar al debate de especialistas. Su poder inevitablemente nos remite a un dilema que late en el epicentro de la democracia: ¿puede sostenerse un orden democrático cuando ciertos actores sociales actúan en espacios de excepción que les permiten ocultar su riqueza, perpetuarla y minimizar su aporte fiscal a la sociedad a través de dispositivos legales diseñados a su medida? El real desafío no se encuentra en la forma en que se ajusta el comportamiento de una cifra aislada de recaudación, sino en comprender las dinámicas que permiten a un grupo reducido de personas preservar y expandir su riqueza de manera intergeneracional. Allí se juega una parte importante de la democracia económica, aunque la discusión pública apenas lo insinúe”.
“El tema es relevante para Chile, aunque no es solo chileno. En las democracias contemporáneas la tensión entre riqueza concentrada y promesas de igualdad política se resuelve, en parte, en este terreno legal casi invisible. Lo que cambia es la intensidad del debate público y la capacidad de transparentar las prácticas de esta industria. Mientras la discusión tributaria se tiende a enfocar con fuerza en cuánto recaudar, debatimos muy poco sobre quién y cómo diseña las reglas del juego patrimonial”.
“No se trata de buscar respuestas rápidas ni de demonizar la práctica de los intermediarios que ejercen en este campo. El punto es abrir preguntas que hoy apenas asoman en la conversación pública. Preguntarnos qué papel juega el derecho en la perpetuación de la riqueza y cómo esa infraestructura legal incide en la democracia. Sin esa mirada, el debate sobre impuestos seguirá siendo parcial y, en última instancia, insuficiente para enfrentar los desafíos de las desigualdades en el siglo XXI”.