12 / 03 / 2025
Consuelo Figueroa – The Clinic
La directora de Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades UDP, Consuelo Figueroa, asegura que “el levantamiento de monumentos estuvo fuertemente vinculado al proceso de formación de los estados nacionales modernos y su objetivo fue difundir, entre sus habitantes, el sentimiento de pertenencia a una nación que, hasta ese momento, no existía”.
“Hacia la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX, cuando se erigieron la mayoría de las estatuas y monumentos, la idea de nación que se impuso emanó de un reducido grupo de hombres de elite que la imaginó como una nación ilustrada, ‘blanca’, occidental y masculina. Mujeres, indígenas, campesinos, afrodescendientes, trabajadores y otros grupos quedaron excluidos no solo de su representación en monumentos, sino también de su protagonismo histórico en la nación”, destaca.
A juicio de Figueroa, “no es que las mujeres sean o hayan sido minoría en la historia, muy por el contrario, el problema es que se les piensa siempre, o bien como sujetos menos importantes o bien como sujetos a los que aún les falta para constituirse en verdaderos protagonistas de la historia. De ahí que, pese a la relevancia que han tenido muchas mujeres en distintos ámbitos, estas estén excluidas de la historia”.
“Gracias al esfuerzo de los movimientos feministas y al estudio de muchas historiadoras, hoy las mujeres no solo se han visibilizado, sino que es difícil desconocer su aporte en la historia. Aunque aún estamos al debe, son muchas las mujeres que hoy son reconocidas en la población como sujetos relevantes de las trayectorias históricas”, añade la académica.
Con respecto a qué figura podría reemplazar al general Baquedano, Figueroa añade que “es difícil pensar en figuras que generen un consenso amplio que unifiquen a una nación en específico. De hecho, creo que la riqueza de las naciones radica en su diversidad, en el reconocimiento de las diferencias, discrepancias y contradicciones internas”.
“La disputa entre las figuras de Baquedano y Mistral es una muestra de esa heterogeneidad. El primero simboliza la masculinidad hegemónica, la historia liderada por héroes supuestamente excepcionales, la expansión militar y la imposición del orden a través de la fuerza. Mistral, por el contrario, representa a quienes han quedado fuera de la historia: las mujeres, la poesía, el lesbianismo, la diferencia”, finaliza.